Una palabra...
No se puede pedir a una roca
que se convierta en pan
con el que alimentar el hambre
de los días de tedio;
ni a un huracán que acaricie con mesura
las ramas de los árboles;
ni a un reloj muerto que se transforme
en la epopeya
de una historia imposible.
Una palabra, a veces una palabra
sustituye al Universo,
un gesto, una sonrisa, una mirada
ahuyenta los lobos que aúllan en el alma
y que absorben el silencio del amanecer.
Una palabra es suficiente
para que el día renazca entre los suspiros
del alba y
las caricias de un rayo de luz que se cuela
por entre las rendijas de la madrugada,
posándoseme suavemente en la piel.
Entonces despierto
y la negrura de la noche ya no está
por que en mi mente también ha salido el sol.