domingo, 17 de abril de 2011

Ese ir hacia el río…


No deberías haber dejado que
ni tan siquiera
 una brizna de vulgaridad
se depositara en tu piel a modo de lunar.
A mi me gustaba esa manera tuya de caminar descalza,
ese halo de misterio,
ese ir hacia el río tarareando a medias,
ese punto borde que te hacía diferente.

Si te unes a la masa acabarás siendo parte
y no podrás distinguirte de entre la multitud,
por eso no fue buena idea lo de la ciudad;
te has instalado allí y ahora usas zapatos de piel.