domingo, 17 de octubre de 2010

Concierto para flauta y frutos secos

De repente tú,

inapropiada expresión de venganza tiñendo de color naufragio las horas putas de tormenta.

De repente tú,

como ola sin piedad acribillando el malecón

e inundando el mar de sueños y cáscaras de pipas

mientras invocas recuerdos en salazón

por miedo a que la soledad

te pudra los huesos

en otro fracaso.

De repente tú,

inadecuada alegoría de adolescencia mal curada,

restañando grietas en el casco

por si acaso pudieras volver a navegar.


De repente… un relámpago… y ya no estás.